AK+RK* – Cultura de Otoño en Moscú 2014


Foto Victoria Smirnova
Articulo por Marcel Blanchard

El otoño llega rápido en Moscú. La temperatura desciende a cero. Nadie será tan ridículo de usar gorro todavía, claro, pero el frío ya es frío y no se juega con él. Los rusos lo saben y se visten sus ropas de estación, que se usarán pocos días. Belleza clásica. El otoño de Pushkin y Stanislavski. Frío estimulante aún sin nieve y los árboles de todos los tonos entre el amarillo y el rojo. Es bueno escuchar a Vivaldi andando el Bulevar de Gogol por algún asunto.

El invierno blanco comienza su cuenta regresiva en la que cada día parecen semanas. La crisis de Ucrania ha pasado su climax y Rusia parece haber ganado, al menos en lo táctico, su partida ante el siempre sospechoso Occidente. La misma de siempre, gusta de ampliar territorios, y la gente en general lo apoya, máxime cuando hay razones para ver la mano de los EEUU detrás de los “vientos de libertad” en Kiev. Muchas veces en estos meses inciertos, hemos oido decir indignados a rusos medios -Ucrania??… Ucrania nunca existió ni existe!…Que los americanos no se metan con Rusia!…Un rudo chofer comentaba indignado – A ningún país de Europa voy más de vacaciones! Porqué se la agarran con Rusia?No voy más de vacaciones a ninguno de esos. Me iré a la Argentina, a Uruguay o a Brasil- Son expresiones extremas, claro,y además contienen algo de reacción a lo que todo el mundo sabe. ¿Acaso una de las estaciones de metro mas fantásticas de Moscú no se llama “de Kiev”? Y uno de los siete edificios altos de Stalin ¿no tenía por nombre Hotel Ucrania? Pero así son los rusos. No con solo territorio vivirá el hombre, sino tambien con pan y seguridad. Mientras haya pan y seguridad todo esta bien en Rusia (esa seguridad cotidiana que en otros lugares se añora y se utiliza como arma política fácil). Los rusos dejan y dejan hacer….hasta que un día todo revienta y se dan una revolución de esas que en diez días conmueven al mundo. Ya pasó. Se viene el invierno. Hay que arreglar como transita el gas para Ucrania y Alemania. Una crisis ex- soviética más. Unos cuantos centenares de jóvenes eslavos muertos , otros con alguno de los sentidos o algún miembro de menos, pero nada novedoso para la Santa Madre. Lo demás escapa a nosotros en su verdadera verdad, como gentes comunes que somos. Además, ¿quien es quién para andar juzgando asuntos que no entiende?

Lo cierto aquí es que Moscú no parece haberse enterado demasiado de la crisis. Como capital de un imperio que es, sigue desarrollándose por su propia lógica. Y cada vez está mas atractiva. Barrios enteros irreconocibles. En los últimos dos años se han restaurado y reciclado enteros. Han revivido grandes infraestructuras urbanas soviéticas. Eso es lo bueno de las autocracias rusas: los arquitectos y urbanistas consagrados estan a sus anchas, y “generan ciudad” sin molestias. La gente no deja de disfrutarlo en sus resultados, con pragmatismo eslavo. La intendencia arrasó con todas las ferias y puestos dudosos de los que abundaban en el Moscú capitalista de los últimos 20 años post soviéticos. La capital recuerda en su limpidez y vastedad al Moscú que conocimos en los ’80. En este verano a lo sumo dejaron de verse manzanas polacas en sus mercados. No es mayor problema, quien quiere se las trae de sus dachas. Un poco más ácidas pero también mas “naturales” como debe ser en el mundo globalizado todo lo bueno. Los inmigrantes uzbekos o tadzhikos, las arrancan de los manzanos callejeros, que los hay en abundancia. Cerraron el Mac Donalds de la Plaza Pushkin, aquel que abrio primero, apenas disuelta la URSS. Adujeron medidas de sanidad. Nos consta que era tan limpio como cualquiera de las otras decenas que siguen funcionando con éxito. Un asunto político. Ahora esta patéticamente desierto como un terraine vague post-postmoderno. La historia volvió a comenzar a pesar de que los especialistas habían anunciado su fin. Y al costado del no-MacDonalds abrio una tienda con camisetas de Pútin del tipo de la que se puso en Moscú Mike Rurke en plena crisis, para espanto de las buenas gentes de occidente. Junto a imagenes del Guía, tienen escritas en ruso frases como “A los nuestros no les abandonamos”, “Gudbay America”, “Rusia potencia”, “Ejército Ruso”, “Crimea es nuestra”, “Pongan sanciones! También nosotros tenemos el arma atómica”… Pero a no llamarse a engaño. Los demas Mac Donlads están llenos a tope y los rusos no son tontos.

Así, aún en medio de la hostilidad mediática generalizada y de la guerra de sanciones, la vida cultural siguió su curso en Moscú.
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