АРХИТЕКТУРА СОВЕТСКОГО АВАНГАРДА

“El movimiento arquitectónico ruso representa un terremoto moral, una manifestación del alma, una ola de lirismo, una creación estética, un acto de fe en la vida moderna; un fenómeno completamente lírico, un gesto inequívoco, una decisión.
Yo he dicho que el constructivismo ruso denota una intención revolucionaria, pero más aún es el vehículo de un intento lírico, lo que es incluso más trascendente, y revela con fervor la perspectiva de un futuro estimulante. Y mi sensación es que lo que más interesa y mueve a estos rusos, es de hecho una idea poética”
Le Corbusier. “Lárchitecture à Moscou”.

“ Ninguna arquitectura fue tan precisa en su conjunción de ideas con las formas; ninguna tan elocuente en su pasión mítica y simbólica, ninguna tan luminosa y arriesgada en su aventura improbable, ninguna tan hermosa en su catástrofe abrazada herida como un pájaro de cera que se disuelve en ceniza y sombra”.

Luis Fernández Galiano. España. A&V.

La casa de Mélnikov ubicada en el centro de Moscú es un edificio extraordinariamente icónico (…) Posee una fuerte presencia simbólica y algo de carácter oculto. Ella expresa la lucha apasionada de la misión redentora de la arquitectura, portadora de una tarea metafísica detrás de su función utilitaria de residencia.
Es un edificio profundamente conmovedor envuelto en un halo de lucha y tragedia (…) es su combinación de presencia icónica , significación, optimismo utópico, tragedia y melancolía, que hacen la visita a esta obra imperdible.
En su impacto metafísico esta obra puede ser comparada solo con pocos proyectos ejecutados de la Modernidad por su combinación de fuerza arcaica y utopía, de clasicismo romántico y de vanguardia revolucionaria”.
Juhani Pallasma – Finlandia.

La Vanguardia Soviética y el Constructivismo en la Arquitectura.“Moscú, que desde mi punto de vista constituye el foco de la arquitectura y planificación urbanística mundiales (…) Construir en Rusia es un inmenso desafío , como las fronteras de ese país, que rebasan la imaginación” .
Le Corbusier. 1931.

Como muchos otros fenómenos históricos y sociales de Rusia, la actividad arquitectónica y urbanística de todo el SXX, quedó velada a Occidente hasta la disolución de la Unión Soviética a principios de los ´90.
Han pasado sólo 18 años de ese suceso que en la percepción de Henry Kisinger sólo puede ser comparable en su impacto geopolítico global a la caída del Imperio Romano.
Muchas cosas han cambiado año tras año en Rusia durante la última década. Con gran pragmatismo los rusos han absorbido el impacto de la disolución de un modo de producción económica y de vida, el comunismo, para organizarse casi desde cero según una estructura más o menos democrática y de mercado. Lo han hecho con un increíble sentido práctico, con fe , con resignación en el destino, sin miedo a lo que pueda suceder (una vez más) y con una fuerza abrumadora, características todas del espíritu ruso, que siempre desconciertan a Occidente.
Estos mismos rasgos son los que han generado a lo largo de la historia los logros más brillantes y las caídas a las profundidades mas horrendas, de esta extraña civilización que ocupa un territorio que va desde Polonia hasta Japón y es el más grande del planeta Tierra.
Napoleón parado en las colinas Borovitski al divisar por vez primera la capital de Rusia se maravilló:
“He aquí por fin la famosa ciudad de las doradas cúpulas!”
Y luego ante el incendio provocado por sus habitantes que la abandonaron por completo exclamó horrorizado:
“Bárbaros! Queman su propia ciudad! Bárbaros! Qué pueblo! Que pueblo!”.
Las tropas de Hitler al invadir la URSS en 1941 también se maravillaron de las reacciones de los rusos ante la máquina de destrucción y muerte alemana.
Los rusos , como se sabe terminaron en un caso en París y en otro en Berlín sorprendiendo admirando y atemorizando al mundo entero.
En 1991 lo hicieron de nuevo autodisolviendo pacíficamente la URSS, uno de los mayores experimentos políticos y sociales de la historia de la civilización humana.
Las fronteras se abrieron después de décadas y siglos de hermetismo y el mercado libre entro violentamente con su ley. “Sov-capitalismo”, “capitalismo real”, “bolchevismo de mercado” son algunas de las denominaciones más agudas con que se ha referido a la inédita configuración actual del panorama socioeconómico ruso. Todas ellas reflejan de algún modo, distintos aspectos del mismo fenómeno.
En cualquier caso: Rusia no es lo que imaginamos.
En la Rusia actual, un ruso puede pasarse sin problemas una semana de vacaciones en Barcelona o Rimini después de algo más de 3 horas de vuelo y regresar a su despacho en Moscú o Volgogrado, renovado. Y lo hacen.
Un brasilero o un uruguayo pueden a su vez pasear por las calles de ciudades a las cuales hace solo algunos años era virtualmente imposible de entrar -incluso para un ruso- y que no figuraban por razones estratégicas ni en el mapa de la URSS. Puede también encontrarse a un italiano y a un español entre los rusos del pub “La Habana” de San Petersburgo en donde la salsa hace furor así como el idioma español latino, “mucho más elegante que el cursi e internacional inglés” en palabras de una chica peterburguesa.
Ricki Martin, Juanes o Natalia Oreiro suenan entre los tejados no tan cultos, en una aldea en la estepa rusa, y el gas de Siberia alimenta a la mayor parte de Europa que se queda sin reservas. El magnate dueño del Chelsea inglés atraca su buque en Punta del Este. Norman Foster construye en Moscú la torre más alta de Europa.
Y en medio de todo esto, la arquitectura soviética. Extraña, en otra estética, al margen del jet-set editorial internacional, pero tan real como la misma Rusia y tan normal y evidente para los rusos como sus propias ciudades sus propios vestidos y su propio cielo.
Y reaparecen en Moscú y en las principales ciudades de todas las ex - repúblicas soviéticas decenas de edificios de los años 1920 y 30, oscuros, rústicos, bellos, refinados y a la vez arcaicos. Son las construcciones de la Vanguardia Modernista soviética de los ´20 y ´30 del SXX.
Las dos agrupaciones principales de la Vanguardia Soviética sobre una aceptación básica de los
postulados del modernismo pretendieron resolver los problemas y desafíos de la época desde
opuestas aproximaciones.

LOS RACIONALISTAS y LOS CONSTRUCTIVISTAS.Todo el tono de la arquitectura Soviética de los ´20 estuvo determinado por la Intensa experimentación formal que siguió inmediatamente a la Revolución de 1917.
Por primera vez en la historia del arte y la arquitectura fue tomada por un estado (el joven estado Soviético) por un medio masivo de propaganda ideológica. La arquitectura como un “catalizador social” para inducir cambios en el comportamiento humano cotidiano que ayudaran a la construcción de la sociedad ideal.
Nuevos contenidos llevaron a la búsqueda febril de nuevas formas.
De todos los aspectos del proceso de diseño fue el de la forma arquitectónica el que se convirtió en el punto crítico.
Dos problemas que implicaban a la forma crecieron hasta intensas proporciones:
1. La relación de la forma arquitectónica con las leyes objetivas que gobiernan la percepción individual. (Racionalistas soviéticos).
2. La relación de la forma arquitectónica con nuevas bases funcionales y constructivas de un edificio. (Constructivistas soviéticos).
Los Racionalistas se aproximaron a la forma desde los aspectos perceptivos del individuo.
Los Constructivistas desde los funcionales y constructivos.
Aquellos que aún creían en el valor de la noción clásica de composición y que seguían la línea de investigación de la psicología de la percepción abierta por el genial pintor vanguardista Kandinski, se convirtieron en los Racionalistas conducidos por Ladovski y Krimski. Los artistas convencidos de la importancia decisiva del nuevo principio de Constructivismo constituyeron el primer grupo de contructivistas en torno a Rodchenko y Khan.
Estadio Dinamo A. Langman. Moscú. 1928
Demolicion de estadio en febrero 2012 (fotos de la demolicion)

Fábrica “bandera roja”. Mendelsohn. Leningrado. 1926.

Sede del diario “Pravda”. P. Golosov. Moscú. 1930.


Club Obrero “Zuev”. I.Golosov. Moscu.1927.


ASNOVA y el Racionalismo.
Fue el primer grupo en conformarse en 1921 como Asociación de Nuevos Arquitectos.
Definió los principios básicos del Racionalismo poniendo el énfasis fundamental en los problemas del espacio y de la psicología de la percepción.
Asignando importancia al tema clásico de la composición en el método tradicional de enseñanza, sostuvieron que la materia principal de la arquitectura era el espacio, mas aún que la que la propia estructura y relacionados con el espacio los problemas de las leyes objetivas que gobiernan la percepción humana de él, así como de la forma y el color.
Ladovski y Krimski no construyeron materialmente nada, pero como profesores ejercieron una poderosísima influencia. Sus alumnos realizaron diseños de alto nivel y participaron como grupo en varias realizaciones en la URSS.
Según Ladovski “el racionalismo arquitectónico se basa en la economía de energía psíquica en la percepción de los objetos espaciales y funcionales del edificio”, contrastando esto con el racionalismo en el sentido tradicional, es decir como racionalismo técnico, cuya prioridad trata de la optimización y economía de materiales constructivos.
Los racionalistas rusos estaban más interesados en la forma externa que en la organización interna del edificio. Su aproximación a la nueva forma fue esencialmente escultural. La organización interna de las nuevas funciones no desempeñaba para ellos un papel significativo en la generación y construcción de la forma el cual es precisamente el caso de los constructivistas.
OSA y los Constructivistas.
A partir de la agrupación primaria de artistas constructivistas se formo en 1925 la Asociación de Arquitectos Contemporáneos (en ruso OSA), liderado por Moisé Ginzburg y los hermanos Vesnin.
Como movimiento arquitectónico fue enormemente influenciado por el Constructivismo en el sentido amplio del término, que afecto a todas las artes en los años inmediatos a 1917 en Rusia, en la frenética búsqueda de nuevos medios de comunicación visual para las inéditas empresas sociales que la joven revolución emprendía. Esta experimentación alcanzo niveles brillantes en los campos del diseño gráfico, el cine, la fotografía, las construcciones ligeras de equipamiento urbano como tribunas y quioscos, la escenografía teatral ylos pósters de propaganda.
El ánimo fundamental de estos constructivistas era “promover la expresión comunista de los valores materiales”.
El grupo proclamó la incompatibilidad de la actividad artística -tradicionalmente entendida -con la naturaleza funcional de la “verdadera” labor intelectual. Declararon una guerra sin concesiones al arte como tal, sosteniendo lo inaceptable de la tradición artística en lo que a la forma de los nuevos edificios “comunistas” refería. Creían en un nuevo y auténtico arte (comunista), que basado en la producción, crearía un nuevo entorno material acorde.
El rechazo al viejo mundo del arte aristocrático estuvo conectado con la percepción del arte como lujoso en contraposición a los sencillos productos industriales de la vida cotidiana.
El ascetismo en la conducta se consideró también como el estándar de belleza del proletariado, la clase social llamada por la teoría marxista a conducir la construcción de una sociedad ideal: el comunismo.
Los experimentos artísticos se originaron a partir de nuevas condiciones sociales y éticas, en la búsqueda de una nueva forma que a su vez generase un nuevo y mejor entorno. El primer número de la Revista Constructivista SA (Sovietski Arkitektura) lanzó el slogan:
“la arquitectura contemporánea ha de cristalizar el modo socialista de vida “.
El intento de participar en la producción de nuevos tipos de edificios destinados a nuevos propósitos sociales - “los condensadores sociales de la nueva era, catalizadores en la modificación de la conducta social”- abarcaron toda la teoría y la práctica constructivista.
Sus téoricos enfatizaron que el constructivismo era un método artístico, no un estilo, y que demandaba una determinada actitud frente a las cuestiones de la función, la construcción y la forma.
La función era el punto de partida, junto con los esquemas de flujos y equipamiento. A partir de ahí la forma se iría “construyendo” lógicamente de dentro hacia fuera.
Para los constructivistas la tarea más elevada de los arquitectos consistía en generar y organizar por medio de la arquitectura un nuevo modo de vida.
Utilizando edificios de nuevos programas, expresados en nuevas formas, obtenidas por el método constructivista, el arquitecto generaría obras que transformarían la ciudad y la realidad social. La forma de vida organizada por una nueva arquitectura generaría una nueva mentalidad y por tanto acelerarían la construcción del comunismo. Estos edificios fueron llamados “condensadores sociales”.
Fue un objetivo metodológico el que los unió como arquitectos constructivistas.
Pretendieron crear nuevos organismos sociales arquitectónicos cuya vida interior derivara no de prototipos del pasado sino de las implicancias inéditas de la tarea en sí, investigando la función social del edificio , su expresión funcional y a partir de ella constructiva y formal.
EL METODO DE DISEÑO CONSTRUCTIVISTA.
1. La organización espacial del edificio debe estar determinada por el estudio de diagramas de flujos y equipamiento.

2. El complejo de volúmenes producido e interconectado por estas circulaciones de flujos debe ser analizado en términos de percepción considerando que la forma final del edificio debe reflejar la esencia de la función.
3. Estas básicas intenciones deben entonces ser trasladadas a formas específicas de un edifico dado.
4. Finalmente la ecuación final debe componer a todos los pasos anteriores en un todo, en una unidad orgánica de diseño.

Moisé Ginzburg, uno de los principales líderes del constructivismo soviético sostenía que la aplicación de un método riguroso, lejos de coartar la creatividad individual la prevenía del diletantismo y la dilapidación de energía. De este modo y gracias a la disciplina del método, aplicado a los aspectos racionales y científicos del diseño, se liberaría un excedente de energía creativa que podía ser utilizada con mayor eficiencia en los aspectos estéticos.


Alexis Khan fue quien primeramente identificó las ideas básicas del marxismo con el constructivismo. Señaló la insuficiencia de la arquitectura precedente, ante la inédita tarea social de construir el comunismo.
Demandó la utilización de tres disciplinas constructivas las cuales abarcarían todos los factores implicados en el proceso de diseño arquitectónico, los político -ideológicos, los sociales, los constructivos y los estéticos, a través de una lógica intelectual de diseño denominada “konstruktzia”.
En el idioma ruso, a diferencia del español o del inglés, existen dos palabras o conceptos diferentes para una construcción física y para otra intelectual.
Construcción en el sentido técnico, en ruso es “stroit”. Colocar un ladrillo sobre otro. De ahí la conocida palabra reconstruir: “perestroi” (perestroika: reconstrucción) aplicada políticamente.
La palabra “konstruktzia” por su parte implica un proceso intelectual. No hace referencia a componentes físicos sino a un tipo de lógica que gobierna todo el proceso de diseño, que lo reúne y organiza internamente.
Es a esa función intelectual reunificadora, organizativa,desde el interior del proceso generador de lo formal, la que se significa en la palabra rusa “konstruktzia”,conocida en el resto del mundo como “constructivismo”.

Según Khan las tres disciplinas del proceso de diseño son la tektónika, la factura y la konstrukzia, esta última reunificadora e integradora de todo el proceso.
Tektónica proviene de la geología y refiere a las violentas y profundas reestructuraciones político sociales y su influencia en la función y el diseño.
Faktura refiere al adecuado manejo de los nuevos materiales según su condición orgánica.
Konstruktzia implica la mencionada construcción intelectual. Es la disciplina clave. Integra todas las tres disciplinas en el proceso de construcción intelectual del diseño del edificio.


Los hermanos Vesnin elaboraron las primeras bases teóricas constructivistas y realizaron una basta producción en concursos y edificios construidos.
Moisé Ginzburg desarrolló más aún la teoría. Refirió a la máquina en su lógica interna, desprovista de cualquier forma, como modelo generador de la auténtica arquitectura socialista. Propone la amplia utilización de la matemáticas en el proceso de diseño para optimizar los resultados funcionales y espaciales del edificio, algo revolucionario en la década de 1920.
Según Ginzburg la forma es una función “x” que dependerá de cada edificio concreto, producto del manejo de las otras variables determinantes, entre las cuales la principal es la función social.

¿En que radica el aporte del Constructivismo al Movimiento Moderno Internacional?
Fue la expresión doctrinaria mas desarrollada y coherente, más llevada a su propio extremo, de la Arquitectura Moderna.
Como método integral de diseño fue el más riguroso y directo en su formulación. Más radical que la desarrollada en ningún otro país europeo. La más globalizante y pretenciosa en sus alcances. Fue mucho más lejos que lo producido por sus colegas del Bauhaus y el propio Hannes Meyer y por esa misma cualidad fascino tanto a Le Corbusier y a los propios alemanes del Bauhaus de Gropius.
Texto y fotos: Marcel Blanchard.
Última corrección: Moscú. Septiembre 2008.

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